El domingo 22 de diciembre se recuerda año más de existencia de la comuna de Los Álamos, nacimiento que se mezcla entre la historia real y la leyenda.
A propósito de los 133 años de la creación de la Comuna de Los Álamos, un 22 de diciembre de 1891, por la Ley de la Comuna Autónoma, bajo el gobierno de Jorge Montt, he aquí una leyenda sobre el origen de Los Álamos.
Muchas son los mitos, leyendas y curiosidades que se esconden entre los territorios de nuestro Arauco Indómito, más interesantes se tornan cuando explican el nacimiento de pueblos y ciudades con las que interactuamos más reiterativamente, es el caso de nuestra comuna llamada: Los Alamos.
ENTRE LA HISTORIA Y LA LEYENDA
Corría el siglo XIX, alrededor de 1845, Ignacio, era el hijo menor del cacique Millanao y había escapado desde Caramávida con destino desconocido. Esa misma noche las noticias resonaban en cada rincón con el rapto de la hija de un conocido comerciante español de Cayucupil de apellido Marizana, tras una gran fiesta en el "Caicupil" de aquel entonces.
Marizana era muy respetado y querido en la zona, pues era muy cooperador e incluso ayudaba a los lugareños a atrapar a los cuatreros. Por lo mismo la gente no dudo en apoyarlo en busca de su desaparecida hija con el "hueñi" Ignacio, incluso el mismo cacique Millanao, padre del "raptor" ofreció una alta suma para capturar a su desobediente hijo y castigarlo por sus manos.
Por otro lado, el rapto jamás había existido, esto era cuestión de enamorados. Según la tradición debian caminar durante tres lunas y hasta que cantara el chucao. Estando en el lugar deberían levantar su ruca. Vagaron por Ranquil, Cupaño, Arauco y otras aldeas. Hasta que llego la mañana y en una meseta ubicada entre los Fuertes de Tucapel y Quiapo cantó el ave.
El español al saber que su hija estaba enamorada desistió de la búsqueda, en cambio Millanao hizo caso omiso a las intercesiones de los caciques Pirquilao y Hueramán en favor de Ignacio o los mensajes de perdón que les hacía llegar.
Conocedores del idilio que vivían muchas parejas levantaron rucas en sus cercanías, ya que, conocido era su recomendación a la monogamia, su afán de aprender y la búsqueda del conocimiento. Así gran cantidad de terreno fue aprovechada para las familias que se asentaban paso a paso.
La Españolita con el paso del tiempo quizo tener una quinta de árboles frutales por lo que el indio Ignacio fue hasta Cayucupil a robar unas ramitas de árboles. Entre ellas unas de álamo que según el relato popular a los mil años daban "manzanas de oro".
Ignacio vivió en paz con la gente del gobierno e incluso fue amigo de Don Pedro Alcántara y secundó al Comisario Zúñiga en la cruenta refriega del 59. Lamentablemente Zuñiga fue apresado y muerto en Cupaño, luego su cabeza fue llevada para escarmiento a la plaza de Arauco.
Tras la muerte de Zuñiga muchos de los indios que vivían junto a Ignacio escaparon, ya que, en cualquier momento podrían correr la misma suerte. Las viviendas que quedaron fueron destruidas y de La Españolita e Ignacio no se supo nunca más. Aun así, un par de guindos y manzanos sobrevivieron junto tres o cuatro álamos.
Mas tarde ese lugar sirvió de paso para los viajeros entre Cañete y Lebu y luego se levantaron posadas y asentamientos españoles. De esta manera se extendió la población de "Los Álamos". De los árboles no se supo mucho, sólo que fueron cortados hace muchos años y hoy solo se ven sus troncos.
Los Álamos, diciembre de 1911
Por Arsenio Sáez Mora
Tendría yo unos diez años cuando me contó esta historia el viejo indio Pancho Huentelao, mocetón del cacique Antilao y amigo del indio Ignacio. Por mi escasa edad, olvidé muchos detalles, pero el junto en mi imaginación formas casi tangibles y hace poco he logrado recoger nuevas versiones que me permiten, aunque a medias reconstruir esta historia.
Tomado de Antihuala Noticias, del profesor e historiador local Luis Humberto Mendoza Ulloa.