Un concepto que se masificó durante la pandemia fue el de “doomscrolling”, que refiere al fenómeno de pasar excesivo tiempo revisando información negativa en internet, sobre todo en el celular.
Más de alguno ha sido víctima de este fenómeno, consumiendo por horas contenidos a la carta en nuestros teléfonos. Sin embargo, practicar esto con frecuencia puede tener serias repercusiones en nuestra salud mental. Los especialistas sostienen que la exposición continua a contenido negativo puede intensificar la ansiedad y desencadenar estados depresivos, entre otros efectos.
¿Por qué nuestro cerebro se ve interesado en estas noticias?
Para empezar, es fundamental reconocer que las redes sociales y el consumo de información en línea pueden generar comportamientos adictivos. Resulta difícil desconectarse, sin importar si se trata de noticias buenas o malas.
“Hay mecanismos neurobiológicos que tienen que ver con la activación de ciertos circuitos cerebrales ligados a la recompensa que se activan de manera semejante a como lo hacen con otras sustancias adictivas”, explica Cynthia Zavala, psiquiatra y directora de Medicina de la Universidad Andrés Bello UNAB, sede Santiago.
La especialista añade que las noticias negativas pueden generar dependencia debido a un sesgo cognitivo conocido como el sesgo de confirmación, el cual es la tendencia de la mente humana a buscar información que confirme sus propias creencias y puntos de vista.
Eso sí, distingue entre el “doomscrolling” y la adicción a las redes sociales como un diagnóstico clínico. Esta última se considera un trastorno del comportamiento relacionado con problemas para controlar los impulsos, donde la cantidad de tiempo que las personas pasan en redes sociales interfiere significativamente en sus rutinas diarias, generando dificultades notables en su vida cotidiana.
Esto de las malas noticias tiene que ver con un mecanismo más bien psicológico como forma de manejar la angustia, o de estar inmerso en una realidad de la cual es difícil salir o por aburrimiento.
Cómo lidiar con el doomscrolling
Como bien menciona la Dra. Zavala, consumir frecuentemente información negativa puede ser un mecanismo evolutivo que nos impulsa a conocer situaciones que representan peligros o amenazas, con el fin de prepararnos y enfrentarlas de manera más efectiva.
“Las maneras en que vamos respondiendo a estas ‘amenazas psíquicas’ no ha evolucionado a la misma velocidad que la tecnología y la sociedad. Esto de acercarse y conocerla hace mucho más sentido si, por ejemplo, hay un depredador”, complementa.
Por otro lado, señala que puede ser un escenario complejo para los adolescentes, sobre todo por los procesos de desarrollo cerebral que están en proceso. "Ven la realidad como si fuera aquello que está en las redes sociales. Entonces, estar rodeado de negatividad contantemente puede generar sentimientos de depresión, de ansiedad, de desesperanza y de angustia”, comenta Zavala.
La exposición constante a información negativa puede activar repetidamente la respuesta de estrés, volviéndolo crónico y provocando desensibilización, lo que reduce la capacidad de respuesta emocional y la empatía hacia los demás. Para mitigar estas consecuencias, el primer paso es reconocer que estamos pasando demasiado tiempo en nuestros teléfonos y tomar medidas para evitarlo.
“La mejor manera es buscar reemplazar ese tiempo con otras actividades, que idealmente implique relaciones con otros o hacer cosas que sabemos nos ayudan a manejar la angustia de manera directa. Por ejemplo, hacer deporte, estar en contacto con la naturaleza o con grupos de pares”, recomienda la psiquiatra UNAB.